lunes, 1 de marzo de 2010

Autor:luis llorens torres

S NEGROS

¡Ojos tuyos! Ojos negros, que el amor los enfurece.
Pupilas que se dilatan ante la azul inmensidad.
Astros donde la luz se ennegrece
para que haya estrellas en la claridad.

Viajeros en que el polvo de la Vía Láctea florece,
porque vienen jadeantes de la eternidad.
Cosmos en que a un tiempo amanece y anochece,
violadores de la física de la Divinidad.

Cimas que la seda de los párpados cubre de nieblas.
Noches que son luz anegada en tinieblas.
Días que son tinieblas inundadas de luz.

Ojos que son clavos que en ti me sujetan como en una cruz.
Y ojos consonantes, que al mirarme han rimado
su más dulce y armonioso pareado.

Autor:Federico Garcia Lorca

SI MIS MANOS PUDIERAN DESHOJAR

Yo pronuncio tu nombre
en las noches oscuras,
cuando vienen los astros
a beber en la luna
y duermen los ramajes
de las frondas ocultas.
Y yo me siento hueco
de pasión y de música.
Loco reloj que canta
muertas horas antiguas.

Yo pronuncio tu nombre,
en esta noche oscura,
y tu nombre me suena
más lejano que nunca.
Más lejano que todas las estrellas
y más doliente que la mansa lluvia.

¿Te querré como entonces
alguna vez? ¿Qué culpa
tiene mi corazón?
Si la niebla se esfuma,
¿qué otra pasión me espera?
¿Será tranquila y pura?
¡¡Si mis dedos pudieran
deshojar a la luna!!

Respuesta al poema de la culpa (El otro)



Señor, yo soy el otro que también la quería,
y vengo a confesarme, porque la culpa es mía.
Ella tuvo la gracia fatal de nacer bella:
quien la mira, ya nunca será bueno sin ella.
Me duele soportar que alguno la haya amado,
pero hay cosas tan bellas que no tienen pasado;
y ella sólo mañana dejará de ser pura:
cuando el roce del tiempo desgaste su hermosura.
Ella se me dio toda, como yo me di a ella,
ella me dio su flor y yo le di mi estrella;
porque de su perfume trascendiendo en mi llama,
no quedó un solo beso de los que él me reclama.
Tal vez ella lo quiso, pero él lo dudaría,
si la viera en mis brazos tan felizmente mía.
Si le viera los ojos al sentirse gozada,
cuando todo mi sueño le llena la mirada.
No existe culpa en ella, ni en él, ni en ti Señor;
y si es mía, ¡bendigo la culpa de mi amor!
Hay que ser algo malo si se busca el poder,
que domina la tierra sutil de la mujer.
Ni demasiado malo, ni demasiado bueno,
enfermé, sin morir, de su dulce veneno.
Mi amor es el de un hombre, sencillamente humano,
que sueña de limosna, sin extender la mano.
¡Ah! Pero él se redime, sólo a ti te condena,
él te arroja su amor, para esquivar su pena.
Perdónalo, Señor... Di quién la merecía,
pues yo soy el culpable: ¡la quiero todavía!
autor: Angel Buesa

Autor: jose angel buesa

Respuesta al poema de la culpa (Ella)

Señor, yo no soy digna siquiera de rogarte:

mi corazón ignora la palabra del arte.

Sólo vengo a decirte que no me han comprendido,

porque los hombres hablan con el orgullo herido.

Cubren con bellas frases su más vulgar deseo,

que a veces me turbaron, pero que ya no creo.

Sin embargo, a los dos me di con alegría.

Lo comprendo, Señor: ¡toda la culpa es mía!

En los brazos de uno me entregué plenamente,

y en los del otro... ¿Sabes lo que una mujer siente?

Pregúntale a la Virgen, cuando ella era mujer,

todo lo que nosotras llegamos a querer.

Perdóname la audacia, pero aquella María,

no supo del abrazo viril que me rendía.

No miró aquellos ojos fijos en mi hermosura,

como dedos ardientes sobre mi carne impura.

Y no tembló aquel canto de amor en sus oídos

que pudo abrir en músicas la flor de mis sentidos.

Tú también sabes que el hombre se acerca a la mujer,

ebrio por la promesa de su propio placer.

Pero la mujer llora, se resiste, Señor,

y cuando al fin se ofrece, sueña con el amor.

Pues, mientras en el hombre la vida se hace fuerte,

la mujer se desmaya con un poco de muerte.

Quizás tuve un amante que me sedujo un día,

¡tan malo que, por eso, me gusta todavía!

Autor: jose angel buesa

POEMA DE LA CULPA

Yo la amé, y era de otro, que también la quería.
Perdónala Señor, porque la culpa es mía.


Después de haber besado sus cabellos de trigo,
nada importa la culpa, pues no importa el castigo.

Fue un pecado quererla, Señor, y, sin embargo
mis labios están dulces por ese amor amargo.


Ella fue como un agua callada que corría...
Si es culpa tener sed, toda la culpa es mía.

Perdónala Señor, tú que le diste a ella
su frescura de lluvia y esplendor de estrella.


Su alma era transparente como un vaso vacío:
yo lo llené de amor. Todo el pecado es mío.

Pero, ¿cómo no amarla, si tú hicistes que fuera
turbadora y fragante como la primavera?


¿Cómo no haberla amado, si era como el rocío
sobre la yerba seca y ávida del estío?

Trataré de rechazarla, Señor, inútilmente,
como un surco que intenta rechazar el simiente.


Era de otro. Era de otro que no la merecía,
y por eso, en sus brazos, seguía siendo mía.

Era de otro, Señor, pero hay cosas sin dueño:
las rosas y los ríos, y el amor y el ensueño.


Y ella me dio su amor como se da una rosa
como quien lo da todo, dando tan poca cosa...

Una embriaguez extraña nos venció poco a poco:
ella no fue culpable, Señor... ni yo tampoco


La culpa es toda tuya, porque la hiciste bella
y me diste los ojos para mirarla a ella.

Sí, nuestra culpa es tuya, si es una culpa amar
y si es culpa de un río cuando corre hacia el amar.


Es tan bella, Señor, y es tan suave, y tan clara,
que sería pecado mayor si no la amara.

Y por eso, perdóname, Señor, porque es tan bella,
que tú, que hicistes el agua, y la flor, y la estrella,


tú, que oyes el lamento de este dolor sin nombre,
tú también la amarías, ¡si pudieras ser hombre.

autor:Jose Angel Buesa

Poema de la despedida

Te digo adiós si acaso te quiero todavía
Quizas no he de olvidarte... Pero te digo adiós
No se si me quisiste... No se si te quería
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco
Me lo sembré en el alma para quererte a tí.
No se si te amé mucho... No se si te amé poco,
Pero si sé que nunca volvere a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
Y el corazón me dice que no te olvidaré.
Pero al quedarme solo... Sabiendo que te pierdo,
Tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós y acaso con esta despedida
Mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
Pero te digo adiós para toda la vida,
Aunque toda la vida siga pensando en tí.

Autor: jose angel buesa

Poema del renunciamiento

Pasaras por mi vida sin saber que pasaste.
Pasaras en silencio por mi amor, y al pasar,
fingire una sonrisa, como un dulce contraste
del dolor de quererte ... y jamas lo sabrás.

Soñare con el nacar virginal de tu frente;
soñare con tus ojos de esmeraldas de mar;
soñare con tus labios desesperadamente;
soñare con tus besos ... y jamás lo sabrás.

Quizas pases con otro que te diga al oido
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amare más que nunca ... y jamás lo sabrás.

Yo te amare en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos ... y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
-- el tormento infinito que te debo ocultar --
te diré sonriente: "No es nada ... ha sido el viento".
Me enjugaré la lágrima ... ¡y jamás lo sabrás!

autor:Jose Angel Buesa

Así, verte de lejos

Así, verte de lejos, definitivamente.

Tú vas con otro hombre, y yo con otra mujer.

Y sí que como el agua que brota de una fuente

aquellos bellos días ya no pueden volver.

Así, verte de lejos y pasar sonriente,

como quien ya no siente lo que sentía ayer,

y lograr que mi rostro se quede indiferente

y que el gesto de hastío parezca de placer.

Así, verte de lejos, y no decirte nada

ni con una sonrisa, ni con una mirada,

y que nunca sospeches cuánto te quiero así.

Porque aunque nadie sabe lo que a nadie le digo,

la noche entera es corta para soñar contigo

y todo el día es poco para pensar en ti.

autor:Jose Angel Buesa

Canción del amor lejano

Ella no fue, entre todas, la más bella,

pero me dio el amor más hondo y largo.

Otras me amaron más; y, sin embargo,

a ninguna la quise como a ella.

Acaso fue porque la amé de lejos,

como una estrella desde mi ventana...

Y la estrella que brilla más lejana

nos parece que tiene más reflejos.

Tuve su amor como una cosa ajena

como una playa cada vez más sola,

que únicamente guarda de la ola

una humedad de sal sobre la arena.

Ella estuvo en mis brazos sin ser mía,

como el agua en cántaro sediento,

como un perfume que se fue en el viento

y que vuelve en el viento todavía.

Me penetró su sed insatisfecha

como un arado sobre llanura,

abriendo en su fugaz desgarradura

la esperanza feliz de la cosecha.

Ella fue lo cercano en lo remoto,

pero llenaba todo lo vacío,

como el viento en las velas del navío,

como la luz en el espejo roto.

Por eso aún pienso en la mujer aquella,

la que me dio el amor más hondo y largo...

Nunca fue mía. No era la más bella.

Otras me amaron más... Y, sin embargo,

a ninguna la quise como a ella.

Autor: jose angel buesa

Canción de la búsqueda

Todavía te busco mujer que busco en vano,

mujer que tantas veces cruzaste mi sendero,

sin alcanzarte nunca cuando extendí la mano

y sin que me escucharas cuando dije: "te quiero..."

Y, sin embargo, espero. Y el tiempo pasa y pasa.

Y ya llega el otoño, y espero todavía:

De lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,

pero sigo soñando que he de encontrarte un día.

Y quizás, en la sombra de mi esperanza ciega,

si al fin te encuentro un día, me sentiré cobarde,

al comprender, de pronto, que lo que nunca llega

nos entristece menos que lo que llega tarde.

Y sentiré en el fondo de mis manos vacías,

más allá de la bruma de mis ojos huraños,

la ansiedad de las horas convirtiéndose en días

y el horror de los días convirtiéndose en años...

Pues quizás esté mustia tu frente soñadora,

ya sin calor la llama, ya sin fulgor la estrella...

Y al no decir: "¡Es ella!" - como diría ahora -,

seguiré mi camino, murmurando: "Era ella..."

Autor: jose angel buesa

Amor tardío

Tardíamente, en el jardín sombrío,

tardíamente entró una mariposa,

transfigurando en alba milagrosa

el deprimente anochecer de estío.

Y, sedienta de miel y de rocío,

tardíamente en el rosal se posa,

pues ya se deshojó la última rosa

con la primera ráfaga de frío.

Y yo, que voy andando hacia el poniente,

siento llegar maravillosamente,

como esa mariposa, una ilusión;

pero en mi otoño de melancolía,

mariposa de amor, al fin del día,

qué tarde llegas a mi corazón...

Autor: jose angel buesa

Poema del Olvido

Viendo pasar las nubes fue pasando la vida,
y tú, como una nube, pasaste por mi hastío.
Y se unieron entonces tu corazón y el mío,
como se van uniendo los bordes de una herida.

Los últimos ensueños y las primeras canas
entristecen de sombra todas las cosas bellas;
y hoy tu vida y mi vida son como las estrellas,
pues pueden verse juntas, estando tan lejanas...

Yo bien sé que el olvido, como un agua maldita,
nos da una sed más honda que la sed que nos quita,
pero estoy tan seguro de poder olvidar...

Y miraré las nubes sin pensar que te quiero,
con el hábito sordo de un viejo marinero
que aún siente, en tierra firme, la ondulación del mar.

autor:Jose Angel Buesa

Carta a usted

Señora:

Según dicen ya tiene usted otro amante.

Lástima que la prisa nunca sea elegante.

Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa,

se resigne a ser viuda, sin haber sido esposa.

Y me parece injusto discutirle el derecho

de compartir sus penas sus goces y su lecho

pero el amor señora cuando llega el olvido

también tiene el derecho de un final distinguido.

Perdón... Si es que la hiere mi reproche... Perdón

aunque sé que la herida no es en el corazón

Y para perdonarme... Piense si hay más despecho

que en lo que yo le digo, que en lo que usted ha hecho.

Pues sepa que una dama con la espalda desnuda

sin luto en una fiesta, puede ser una viuda.

Pero no como tantas de un difunto señor

sino para ella sola, viuda de un gran amor.

Y nuestro amor recuerdo, fue un amor diferente

al menos al principio, ya no, naturalmente.

Usted será el crepúsculo a la orilla del mar,

que según quien lo mire será hermoso o vulgar.

Usted será la flor que según quien la corta,

es algo que no muere o algo que no importa.

O acaso cierta noche de amor y de locura

yo vivía un ensueño y... y usted una aventura.

Si... usted juró cien veces ser para siempre mía

yo besaba sus labios pero no lo creía.

Usted sabe y perdóneme que en ese juramento

influye demasiado la dirección del viento.

Por eso no me extraña que ya tenga otro amante

a quien quizás le jure lo mismo en este instante.

Y como usted señora ya aprendió a ser infiel

a mí así de repente me da pena por él.

Sí es cierto... alguna noche su puerta estuvo abierta

y yo en otra ventana me olvidé de su puerta

O una tarde de lluvia se iluminó mi vida

mirándome en los ojos de una desconocida.

Y también es posible que mi amor indolente

desdeñara su vaso bebiendo en la corriente.

Sin embargo señora... Yo con sed o sin sed

nunca pensaba en otra... si la besaba a usted.

Perdóneme de nuevo si le digo estas cosas

pero ni los rosales dan solamente rosas.

Y no digo estas cosas por usted ni por mí

sino por... por los amores que terminan así.

Pero vea señora... que diferencia había

entre usted que lloraba... y yo que sonreía.

Pues nuestro amor concluye con finales diversos

usted besando a otro... Yo escribiendo estos versos.