lunes, 2 de noviembre de 2009


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AMADA


Al duro son del hierro tornaré melodía

para cantar tus ojos -- violetas luminosas --

la noche de tu negra cabellera y el día

de tu sonrisa pura, más que las puras rosas.


Tú vienes con el alba y con la primavera

espiritual, con toda la belleza que existe,

con el olor de lirio azul de la pradera

y con la alondra alegre y con la estrella triste.


La historia de mi alma es la de un peregrino

que extraviado una noche en un negro camino

pidió al cielo una luz... y apareció la luna;


Pues, estaba de un viaje dolor convaleciente

y llegaste lo mismo que una aurora naciente

en el momento amargo y en la hora oportuna.

Medardo Ángel Silva
guayaquileño

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